Una vista rápida a mi visita a Perú (II)

El otro día publiqué “Una vista rápida a mi visita a Perú (Colegio José Antonio Encinas)“, y esta es la continuación…
El primer día en el cole los niños nos abrazaban como locos… Sin apenas saber nada de nosotras, nos lo dieron todo. Nos sonreían, querían que jugáramos, tenían curiosidad por saber más cosas sobre nuestro país y sobre nuestros gustos. Nos ofrecían su lonchera (merienda), sus conocimientos, su risa, sus chistes… Me abrieron los brazos con tan sólo poner un pie en la escuela, sin esperar nada a cambio.
Los profes y los papás de los chicos y las chicas, de igual modo, me abrieron sus puertas para cualquier cosa que pudiera necesitar, me animaban, me ayudaban, me curaban (¡es que soy tan dulce que les encanto a los mosquitos! :P), me protegían, me acompañaban a comer, a comprar, a visitar lugares… Nos trataron a ambas, a María y a mí, como si nos conociéramos de toda la vida y fuéramos amigos ya, y esto llegó incluso a abrumarme, porque como sabréis, la gente en España es más reticente a la novedad y no suele aceptar tan bien a los recién llegados.
Pero nunca antes, y nunca después, al menos hasta ahora, me he sentido tan bien acogida en ningún sitio. Además, esta escuela es una auténtica gozada para cualquiera que quiera aprender métodos novedosos para aplicar en sus aulas. Yo ya conocía de oídas la escuela y su labor, pero estar allí me volvió todavía más creyente, todo el escepticismo que me quedaba se evaporó y empecé a pensar que realmente es posible aplicar todo cuanto allí se hace en nuestros coles, en España, y en general por todo el mundo.
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Se trata de una escuela donde reina la calma y el compañerismo. ¡Los chicos y chicas no se pelean! Aunque suene ridículo, esta es una de las cosas que más me chocaron. Hay un ambiente muy familiar entre todos, los profesores ayudan a resolver todos los conflictos de la manera más justa y simple posible, procurando que todas las partes se vean beneficiadas y complacidas, de manera que ayudan a eliminar todos los rencores que puedan provocar nuevas situaciones indeseables.
Además, los métodos de enseñanza me encantaron. Debido a la situación económica del país, y a la metodología que eligieron en el JAE, no utilizan en casi ningún caso libros de texto. Todo cuanto se trabaja en clase se intenta que se trate desde tres puntos diferentes: primero, experimentando con el propio cuerpo,
El resto de gente del país fue también muy amable y sorprendente: señoras y niñas que vendían objetos como mantas, chullos o joyas por la calle, algunas incluso con animales como alpacas, cabritos o perros, señores con llamas o alpacas para hacerse fotos; también, por otro lado, había muchas escenas que despertarían tristeza en cualquier espectador: niños pidiendo dinero en los semáforos, personas en las esquinas con carteles explicando que son pobres, casas hechas prácticamente con dos maderas y un trozo de uralita…
No os perdáis la oportunidad si ésta se os presenta ^_^
¡Un abrazo!